Iluminados para ser más fuertes.
Muchos piensan que la experiencia de recibir a Cristo, luego de la confesión, es esperar morirse para ir al cielo y ya está todo preparado...
Definitivamente esto es un pensamiento errado.
Una vez recibimos a Cristo en nuestro corazón, Dios tiene un objetivo muy claro con nosotros.
Cuando le damos nuestra vida y corazón a Cristo, Dios se traza un objetivo para nuestra vida. Ese objetivo es transformarnos cada día que pasa a la imagen de Cristo.
Una pregunta a plantearse sería:
Cómo Dios trabaja esta transformación?
Permitiendo que Dios sea el que nos dirija, y Dios mismo comienza a absorber todo de nosotros que no sea de Él hasta convertirnos semejantes a su imagen.
La próxima pregunta a plantearse sería:
¿Hasta cuando será esa transformación?
Esta dinámica de Dios será hasta que el mismo Cristo absorba toda nuestra vida y sea vista su imagen completamente en nosotros. Esa transformación es hasta que seamos visto en él. O sea, esto es un continuo trabajo de Dios en nosotros. Ese ha sido el objetivo eterno de Dios con nosotros.
Romanos 8:29 afirma una verdad muy poderosa:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.
Cuando recibimos a Cristo en nuestro interior, él viene a vivir en nuestro espíritu. Es vital conocer esta verdad, porque el lugar donde vino Cristo a morar fue a nuestro espíritu. Él no vino a nuestra alma, él vino a nuestro espíritu. Alma y espíritu son dos cosas diferentes. Dios crea un espíritu nuevo en nosotros y él viene hacer morada en ese espíritu. Ese espíritu nuevo y transformado se convierte en su lugar, en su habitación, en su morada.
1 Corintios 6:19-20 afirma lo siguiente...
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios"
En palabras más simples, cuando una persona acepta a Cristo como su salvador personal, el espíritu santo le da al creyente la vida de Dios, la vida eterna la cual es realmente su naturaleza.
Ojo con lo que voy a explicar...
Es importante que usted recapitule o sepa esto, mientras todo esto nuevo y poderoso está pasando en nuestro interior, simultáneamente está pasando en un mundo espiritual. Como siempre he afirmado, el mundo espiritual es más real que el físico.
Cuando hacemos referencia a nuestra mente y cuerpo hablamos también de nuestra alma, donde están todos nuestros hábitos, filosofías, sentimientos, emociones y hasta nuestra forma de relacionarnos.Debemos entender que nuestro espíritu es nuevo y transformado pero, nuestra mente que habita en el alma, sigue teniendo las mismas luchas y tentaciones. Como humanos seguimos luchando con los mismos rollos, con el mismo genio, con las dudas y con las limitaciones, e incluso, seguimos teniendo las mismas arrugas y las mismas patas de gallina.
Pero, la diferencia es que esa mente y ese cuerpo ahora van a ser guiados por un espíritu donde mora Dios. Ahora todas esas emociones que están asentadas en el alma, están siendo trabajabas y sometidas a ese espíritu, ligadas a ese espíritu nuevo que ha sido puesto por Dios y que ya está transformado.
Si hay algo que debemos de tener diáfanamente claro es que los conceptos terapéuticos no solucionan asuntos espirituales.Una modificación de conducta ayuda pero, no soluciona todo el problema. Las técnicas de relajamiento son un ejercicio poderoso y ayudan a cambiar hábitos pero, no resuelven asuntos espirituales. Es ahí donde entra Dios, donde entra el espíritu de Cristo que está dentro de nuestro interior. Por eso no debemos olvidar lo que sucedió en la cruz del calvario. Lo que sucedió en la cruz vino a resolver un asunto de índole espiritual. La victoria sobre la muerte vino a resolver un asunto de eternidad. Cristo no viene a trabajar una técnica modificación de conducta. Cristo no viene hacer un simple cambio. Cristo no viene a darte una consejería ni una terapia. Cristo no solamente viene a transformar nuestro espíritu y hacerlo nuevo.Él no viene hacer un pequeño cambio. Él viene a transformar corazones para siempre, viene a hacer una transformación nueva.
El espíritu de Dios vino a traer algo más que un simple cambio, vino a traer transformación.
Cambio y transformación no es lo mismo.
El cambio siempre va a dejar rasgos de lo viejo y cicatrices a la vista. Pero, la transformación es cuando todo es hecho nuevo.Cristo en nuestro interior viene a transformar nuestra alma.
Y ¿Cómo pasa esto? ¿Cómo es este proceso? ¿Cómo es esta logística de Dios?
Nuestra alma se abre para que el espíritu de Dios entre y comenzamos a pensar lo que Cristo piensa de nosotros.
Una vez Cristo mora en nuestro espíritu transformado, Dios comienza a absorber todo lo que no nos bendice por medio de ese mismo espíritu. Nuestro espíritu nuevo y transformado comienza a hablar, pensar y caminar como Cristo.
Ahora nuestro hablar es como el de Cristo, y es ahí cuando nos hacemos más fuertes.
Ahora el espíritu hace al alma caer en conciencia de misterios revelados, y es ahí cuando nos hacemos más fuertes.
El espíritu comienza a absorber la mente cautiva, y es ahí cuando nos hacemos más fuertes.
El espíritu comienza a absorber tus viejos hábitos destructivos, y es ahí cuando nos hacemos más fuertes. Cristo comienza a absorber miedos, y es ahí cuando nos hacemos más fuertes. Cristo comienza a absorber espíritu de enfermedad y los echa al fondo de la mar, y es ahí cuando nos hacemos más fuertes.Dios en su eternidad buscó la manera de hacernos más fuertes.
Y ¿cómo Dios lo hace?
Dios toma toda tu naturaleza y te muestra a ti mismo a cara descubierta como en un espejo, y te revela lo que no es de él.Por eso es que el apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 3:18:“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.
Note que la expresión “mirando a cara descubierta” significa mostrar algo tal y como es. Es algo que se te es revelado de ti mismo, que ha sido mostrado tal y como es en lo natural, hablo de algo que ha sido iluminado.
¿ Y qué usa Dios?
Dios abre el entendimiento, usa la revelación y la iluminación.
Dios te ilumina para mostrarte y transformar a alguien.
Cuando el espíritu es transformado, Dios comienza a dar luz a áreas que andan en oscuridad.
¿Cuándo es que las imperfecciones y los detalles son más notables en algo?
Cuando hay luz. La luz comienza a revelar todas las imperfecciones. Podemos notar que en el capítulo 1 de Génesis, en los primeros dos versículos, se habla de la creación. Pero, el versículo 2 habla de lo que primero que Dios dijo.La primera palabra que él mencionó fue “Sea la luz”.
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
¿Queremos ser más fuertes? Dejemos que Dios ilumine y nos muestre a nosotros mismosa cara descubierta.
Por eso es que el salmista David, tratando de explicar cómo Dios transforma, establece claramente en el Salmo 119:195:
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”
Dios utiliza la luz para mostrarte a ti qué áreas el quiere transformar. Necesitamos ser alumbrados por Él cada día porque así, no solo veremos lo que tenemos que transformar, sino que también veremos su grandeza y cuán fuertes en realidad somos en Él.